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Los ejercicios de Vida Práctica Montessori

Los ejercicios de Vida Práctica Montessori

 

Del mismo modo que la torre rosa ó las letras de lija son materiales asociados al método Montessori ampliamente conocidos, las actividades de Vida Práctica se han convertido en los últimos años en referentes del método Montessori para aquellas personas, en su mayoría padres, interesadas en aplicar el método en casa, con el objetivo de conseguir que sus hijos sean más autónomos, más independientes. En esta línea, son muchos los libros, webs y blogs en donde se muestran tanto materiales (torres de aprendizaje, pequeños utensilios de limpieza, tendederos, etc.) como ejercicios (trasvasar agua y sustancias granulosas, preparar alimentos, lavar platos, etc.) a través de los cuales los niños pueden ser más autónomos en casa.

Ahora bien, ¿desde la pedagogía Montessori es la autonomía la finalidad de los ejercicios de Vida Práctica ó a través de ellos el niño alcanza otros logros diferentes a los de comer solo, vestirse solo, etc.?

Es de destacar que, si bien más adelante los ejercicios de Vida Práctica pasaron a constituir un área más del método (además del área sensorial, de lenguaje, etc.), María Montessori planteó en un inicio este tipo de actividades como parte de un proyecto de socialización de los hijos de los inquilinos, todos ellos obreros de clases sociales muy desfavorecidas, de un edificio de viviendas de obra social que había sido rehabilitado por el ingeniero Eduardo Tálamo.

Los responsables del proyecto no querían que los hijos de los inquilinos que no tenían edad para ir a la escuela estuvieran correteando por el edificio ensuciando y destruyendo el inmueble. Por ello, se habilitó un edificio independiente para los niños, donde María Montessori crea su primera “Casa dei Bambini”. En esta línea, uno de los objetivos principales de María Montessori era que los niños acudieran limpios a la escuela y mantuvieran limpio y ordenado el ambiente, así como que aprendieran normas de educación para relacionarse tanto con sus compañeros como con los adultos. Estas normas básicas de higiene y educación intentó trasladarlas también a la familia de los niños, responsabilizando a las madres de que los niños acudieran limpios a la escuela.

María Montessori fue descubriendo día a día, en esa primera “Casa dei Bambini” del barrio de San Lorenzo de Roma, los principios de lo que más tarde denominó “El método científico de la pedagogía aplicada a la educación”, siendo la base fundamental de sus descubrimientos la observación científica. En esta línea, uno de sus primeros descubrimientos fue observar que los niños se sentían atraídos por este tipo de actividades, que más tarde denominaría ejercicios de Vida Práctica, repitiéndolas una y otra vez, comprendiendo entonces que cumplían un objetivo fundamental para el niño, una vía para crecer y desarrollarse.

Los ejercicios de Vida Práctica permiten que el niño desarrolle sus tendencias humanas, como la orientación,  exploración, observación, manipulación, actividad, repetición, exactitud, auto-perfección, comunicación y abstracción. A través de estos ejercicios el niño desarrolla su motricidad fina, coordinación ojo-mano, la concentración,  las bases del pensamiento lógico matemático, las funciones ejecutivas (planificación, orden, secuenciación de movimientos y acciones, atención, memoria), el sentido del orden, etc.

De este modo, los ejercicios de Vida Práctica son una oportunidad para el desarrollo de las tendencias humanas, las cuales son desarrolladas por el niño en un ambiente preparado de tal forma que se tengan en cuenta los períodos sensitivos del niño, con el objetivo de que el niño se cree a sí mismo a través de la actividad, del trabajo, conquistando así mismo su independencia.

 


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